Fuerzas opuestas by aldivan teixeira torres

Fuerzas opuestas by aldivan teixeira torres

autor:aldivan teixeira torres
La lengua: spa
Format: epub
editor: Babelcube Inc.
publicado: 2017-07-18T00:00:00+00:00


La bajada de la montaña

Cuando nace un nuevo día, Cláudio se levanta y empieza a despertar a los demás. Christine es la última en levantarse. Cláudio y Rafael penetran en el bosque para pescar algunos peces en una presa. Sería el desayuno. Mientras tanto, las mujeres intentan encender fuego con lo que queda de madera. Fabiana rompió el silencio.

—¿Dormiste bien, Christine?

—No muy bien. El suelo duro lastimó mi columna, Mi espalda me duele aún ahora.

—La vida de los scouts es así. Prepárate pues tendremos aún muchas aventuras. (Talita)

—¿En general, te gusto el paseo? (Patrícia)

—Sí, me gustó. La montaña respira aires de tranquilidad a pesar de sus misterios. Me encantó el contacto con la naturaleza y vuestra compañía.

—A nosotros también nos gustó a pesar de no ser nuestra primera vez. Ahora formas parte de nuestro equipo. (Patrícia)

—¿Tuviste un acercamiento con Cláudio ayer a la noche? (Talita)

—Decidimos que no vamos a iniciar una relación pues vivimos en mundos totalmente diferentes.

—Con el tiempo, se acercarán. El amor es más fuerte que las diferencias y como ya dije tendré un gran placer en ser tu cuñada. (Fabiana)

—Y yo. (Patrícia)

—Te envidio. Cláudio es el más guapo. Es una pena que no esté interesado en mí. (Talita)

La conversación continuó animada entre las mujeres, pero Christine prefirió no participar en ella. Hablar de su amor a Cláudio le dolía en el alma pues presentía que era un amor imposible. Conocía muy bien a sus padres y sabía que estarían en contra de ese tipo de relación. La madre aún albergaba esperanzas de que volviese al convento y el padre quería verla casada con un marido de su nivel social. Ambas opciones excluían a Cláudio de su vida, pero al mismo tiempo su corazón enamorado gritaba por él, solo le quería a él. Eran sus dos “Fuerzas opuestas” que tendría que conciliar o incluso optar por una de ellas. “Fuerzas opuestas” que invadían su corazón y aún la dejaban con dudas. Cerca de treinta minutos después de salir, Cláudio y Rafael vuelven con una cantidad razonable de peces. El fuego, está encendido y colocan los peces para hacerlos a la brasa. Los pescados están completamente asados y distribuidos entre los integrantes del grupo. Cláudio comenta:

—Estábamos pescando y repentinamente aparece una señora mayor pidiendo algunos peces para comer. Se los di y ella en agradecimiento me bendijo y me dijo que iba a ser muy feliz. No conocía aquella señora. Nunca la vi por estos lugares. Tiene una mirada que me dejo intrigado como si supiera el futuro

—¿Quién sabe si no es la guardiana? ¿La leyenda no dice que vive en la montaña? (Fabiana)

—Puede ser. Fue lo que pensé cuando la vi. (Rafael)

—Entonces tienes mucha suerte, hermano. Son pocas personas las que consiguen alcanzar la felicidad. (Patrícia)

—Era realmente extraña. Sentí un escalofrío cuando le entregué los peces (Cláudio)

—Soy práctica. Creo en el hecho de que la montaña sea sagrada por las experiencias que viví aquí. Pero de ahí a creer en guardianas y en grutas que hacen milagros va un abismo.



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